¿Sabéis? El mundo, la sociedad, los medios, enfin todos son raros. ¡Son cómo un gran manicomio! Están locos. Desde siempre nos han enseñado que hay imposibles. Pero en realidad es lógico que algo sea imposible de alcanzar si nos quedamos sentados en el sofá esperando a que ocurra lo mínimo que nos haga acercarnos a lo que queremos, a crear esa gotita de esperanza que nos empuja a luchar por ello. Los cantantes, si, los admiro y los tomo como ejemplo. Ellos podrían definir perfectamente el significado de la libertad de expresión. Ellos mismos la utilizan día a día con sus canciones. Hacen y dicen cosas que la gente es incapaz de decir y hacer. Expresan con su música lo que sienten, sentimientos que otras muchas personas también tenemos pero que no somos capaces de expresar por miedo, o algo así ... ¿Miedo a qué? ¡Venga ya! Todo el mundo sabe que nadie es perfecto. Nadie sería capaz de hacer algo sin equivocarse la primera vez. Todo el mundo se habrá equivocado alguna vez colocando las cortinas del salón, o guardando los cubiertos en el sitio equivocado, o comprando un regalo que no le gusta a la persona a la que se lo has regalado. Y después de esto, la gente te replica. Pero ya sabéis el dicho: ''A palabras necias, oídos sordos''. ¡Eso es! Si nos replican es porque en algún momento de su vida ellos también han cometido algún error, e intentan hacer de nosotros una persona sin imperfecciones, un ser humano que en realidad no existe, ni existirá nunca. Me gustaría vivir en un mundo dónde las personas se expresen realmente cómo se sienten, sin ningún tipo de remordimiento, ni atadura. Lo hecho, hecho está y no se puede luchar contra ello. Deberíamos tirar abajo las cuatro paredes de este gran manicomio de locos en el que vivimos. Ese día encontraremos la felicidad. Nuestra propia felicidad, la que llevamos buscando toda una vida y que siempre ha estado ligada a los pensamientos de los demás. Quíero ser feliz en un mundo totalmente curado de la locura.
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